Aragón debe alzar la voz
Dentro de pocos días, el 23 de abril, celebraremos el Día de Aragón. Una jornada festiva, con actos lúdicos y culturales, con dragones y con libros, y que este año será aprovechada por muchos afortunados con un ‘puente’ para salir de nuestras fronteras.
Pero el Día de San Jorge, el Día de Aragón, no es solo una fiesta. Debe ser una jornada reivindicativa en la que las aragonesas y los aragoneses reflexionemos sobre el camino que hemos recorrido en la historia más reciente con el desarrollo de nuestra Autonomía, sobre la situación actual de nuestra Comunidad y sobre cómo queremos que sea el Aragón del futuro.
Es momento de hacer balance, de analizar lo que hemos conseguido y lo que nos queda por lograr que es mucho. Aragón ha crecido a un ritmo superior al que lo hubiera hecho si no hubiese tenido Autonomía, pero no todo lo que se merece una Comunidad histórica como la nuestra. Porque Aragón no es una Comunidad cualquiera, nunca fue provincia de un Reino como sí lo fueron Cataluña o Valencia, es una tierra con identidad propia que ayudó a construir lo que hoy es nuestra nación.
Aragón siempre ha demostrado su lealtad a España, pero esa lealtad no ha sido recíproca. Los aragoneses hemos visto pasar de largo grandes inversiones, infraestructuras y oportunidades que han ido a parar a Comunidades más ricas, más ambiciosas, «casualmente» con un mayor número de votantes y que, además, han puesto y siguen poniendo en peligro la unidad de nuestro país.
Las políticas de los diferentes Gobiernos centrales, atrapados por las insaciables demandas de esas Comunidades para poder gobernar, han empujado a Aragón al vagón de cola de un tren que puede descarrilar. La poca ambición de los representantes aragoneses en el Congreso de los Diputados y en el Senado y su sumisión a las direcciones nacionales de sus partidos han contribuido a esta situación desde hace muchos años. No han sido capaces de reivindicar con contundencia, como lo hacen sus compañeros de partido de otras Comunidades, las inversiones, las infraestructuras, las competencias y la Autonomía que Aragón merece. Ahora, además, se suman otras opciones políticas que hacen peligrar lo poco que hemos conseguido, la singularidad de Aragón y los aragoneses, la estabilidad de un Estado autonómico.
Las aragonesas y los aragoneses tenemos que ser capaces de alzar la voz, de manifestarnos en contra de todo aquello que perjudique a nuestra tierra, reclamando esa identidad propia que nos hace fuertes y que es fruto de nuestra rica historia, nuestro patrimonio, nuestras tradiciones y nuestra cultura.
Debemos avanzar en cuestiones que han quedado paralizadas en el tiempo: nuestra propia Autonomía, las transferencias pendientes en el Estatuto de Aragón, las obras incluidas y no ejecutadas del Pacto del Agua, el impulso a una reforma del modelo de financiación, la deuda histórica, la defensa del Derecho Foral, la consideración de Comunidad histórica…
Hoy vemos cómo las demandas independentistas ponen en peligro cualquier aproximación a la equidad y el porvenir de nuestra nación tal y como la conocemos. Desde el Partido Aragonés defendemos que se reabra el debate sobre el Estado de las Autonomías, sin rupturas ni para consagrar o incrementar privilegios como pretenden otros, sino para caminar hacia un esquema equilibrado, en el que cualquier territorio tenga las mismas posibilidades y recursos, a un Estado federal, en el que se respete asimismo la identidad y trato diferencial a Comunidades históricas como la nuestra.
Insisto, Aragón debe alzar la voz, debe reclamar lo que es suyo por sus derechos históricos y por su presente y futuro, el de una Comunidad con muchas posibilidades que solo podrá materializar con el apoyo y capacidad que siempre ha merecido y que siempre se le ha negado.
Feliz Día de San Jorge, Feliz Día de Aragón.