No hay futuro sin agua
A pocos días de que comience oficialmente el verano, la preocupación por la ausencia de lluvias y agua embalsada en la margen derecha del Ebro, buena parte de Teruel y alguna zona de Huesca se acrecienta. Acumulamos dos años de extrema sequía, de graves pérdidas para los agricultores y ganaderos, de restricciones de suministro en algunos municipios…
Esta situación está llegando al límite en zonas como la Comarca del Matarraña, donde la ausencia de precipitaciones, además de condenar al sector primario, ha convertido sus montes en un verdadero polvorín de cara al verano y a los posibles incendios forestales.
Prueba de ello es el reciente incendio en el municipio de Lledó, que pudo ser sofocado con rapidez gracias a la balsa de almacenamiento de agua de boca construida por el Ayuntamiento que sirvió a los helicópteros de los servicios de extinción para captar agua. La pena es que esta balsa todavía no puede ser usada por el municipio porque está pendiente una segunda fase de obras que permita llevar el agua hasta el pueblo, un municipio que debe recurrir a los bomberos para garantizar el suministro en épocas de sequía o en caso de lluvias torrenciales. Es incomprensible que una infraestructura tan necesaria permanezca sin uso por falta de financiación para terminarla.
La situación se repite en otros municipios de esta comarca que esperan desde hace años la ejecución de las tres balsas laterales del Matarraña, contempladas en el Pacto del Agua de Aragón pero que no fueron incluidas en el Plan Hidrológico del Ebro 2022-2027. Lo más triste es que dos de ellas, la de Colmellares, en el Arroyo de los Prados, y la de Val de la Figuera (río Matarraña) cuentan con anteproyectos redactados hace años y que duermen el sueño de los justos. A ellas se une la de Planserrats, en el río Algás, para completar una planificación hidrológica que cuenta con el consenso de la sociedad.
Pero no solo en el Matarraña esperan ese impulso a las infraestructuras hidráulicas. Los municipios vecinos del Bajo Aragón Histórico aguardan desde hace años la ejecución de la segunda fase de la elevación de aguas del Ebro a Andorra, que cuenta con un proyecto pero no con financiación del Gobierno de España para ejecutarlo. Esta actuación ayudaría a crear alternativas laborales y económicas en la zona de Andorra y pueblos limítrofes (Castelnou, Híjar, Samper de Calanda, Alloza, Albalate del Arzobispo, Ariño, Alcorisa…), unos municipios cuya actividad productiva se basó en la minería del carbón y la actividad energética vinculada a ella y que están viendo desaparecer la fuente de sus recursos.
La lista de actuaciones hidráulicas pendientes es larga. Tenemos que recordar que de las 31 incluidas en el Pacto del Agua, impulsado por el Partido Aragonés en 1992, a día de hoy, solo funcionan ocho, dos están en obras, cuatro han sido desechadas y hay 17 pendientes.
Aragón y sus pueblos necesitan agua porque sin ella no tienen futuro.
Mucho se debate sobre ello en las Cortes de Aragón, diputaciones, comarcas y ayuntamientos pero, por muchas mociones y proposiciones no de ley que se aprueben, si no hay voluntad política de las administraciones y presupuestos que financien estos proyectos la situación se agravará año a año.
El agua es fundamental para nuestra Comunidad y, por ello, requiere de un consenso político y social que ayude a impulsar las nuevas obras. No me cansaré de insistir en que es necesario que se reúna la Comisión Bilateral Aragón-Estado, una herramienta que nos proporcionó nuestro Estatuto de Autonomía y que no está cumpliendo el fin para el que se diseñó.
Dejemos de lado las diferencias políticas, trabajemos en equipo, pongamos todos los recursos necesarios para que Aragón saque adelante proyectos tan importantes para su futuro como las infraestructuras hidráulicas.
Alberto Izquierdo, portavoz del Partido Aragonés en las Cortes de Aragón